Por Gorgona
Hace mucho que no escribo nada, la u se había comido mi vida. Ahora que me la devolvió, escribiré sobre un tema que ha estado en la prensa esta semana: la extensión horaria de los jardines de la Junji.
El debate surgido en torno a la extensión horaria de los jardines infantiles de la Junji, más allá de las declaraciones polémicas - y pelolais- de la vicepresidenta de dicha institución Ximena Ossandón, pone de relieve otro debate que me parece mucho más profundo, y es el rol de la mujer como madre, y las condiciones en que éste se desempeña; y cómo se está pensando la familia (que yo más bien denominaría en plural).
En Latinoamérica nos encontramos frente a una situación donde la familia nuclear tradicional no es precisamente lo normal (en términos estadísticos). La división sexual de los roles al interior de la familia no es precisamente la imagen clásica del hombre que trabaja fuera de casa y es proveedor de la familia, y la mujer permanece en casa cuidando y criando de sus hijos y de las labores hogareñas. Por el contrario, nos encontramos en una situación donde la mujer no sólo cumple el rol de "dueña de casa", sino que también de proveedora, ya sea porque es madre soltera o separada, o porque se ha integrado al mundo laboral por necesidad o por vocación (o por todas las anteriores), esté el hombre ausente o no. En ese sentido, la extensión horaria de los jardines infantiles aparece como una necesidad para que la mujer pueda integrarse al mundo laboral.
A diferencia de los dichos de la vicepresidenta de la Junji, no creo que las mujeres necesiten que sus hijos estén más tiempo en el jardín para "irse a tomar, ir a la playa o a tomar un café con una amiga" - idea que por lo demás me parece caricaturezca, moralista y machista-. Por el contrario, y considerando el público objetivo de los jardines de la Junji, lo más probable es que sean mujeres que necesitan trabajar más horas o postular a trabajos con jornadas más prolongadas, por el mantenimiento y bienestar de su familia, que como señalamos más arriba a veces recae exclusivamente en ellas. Me ha tocado entrevistar a mujeres que no pueden trabajar debido a los horarios de los trabajos y la imposibilidad de compatibilizarlos con los horarios en que debe estar con sus hijos, aún cuando ellas quieren y necesitan trabajar.
En ese sentido, la extensión horaria de los jardines sería un aporte para el desempeño y desarrollo laboral de las mujeres, pero no sólo para la mujer, sino que para la familia en su conjunto. Discrepo de la idea de que los jardines infantiles sean considerados un aporte a la mujer exclusivamente, pues se reproduce en el discurso la idea de que la mujer es la única responsable del cuidado y crianza de los hijos. Lo mismo ha sucedido con las PP.PP en torno a sexualidad y reproducción, que orientan la anticoncepción y la planificación familiar especialmente hacia a la mujer - haciendo una breve alusión a la vasectomía como participación masculina en el asunto-. Creo que no debe ser pensado así, siendo necesario incluir bajo esta responsabilidad también a los hombres, por mucho que en los hechos muchas veces estos hombres estén ausentes. No me parece correcto dirigir esos discursos hacia la madre exclusivamente, como tampoco me parece que deban manejarse las PP.PP con una noción de lo que es la familia y las prácticas asociadas a ella tan simplistas e ideales. No se trata tanto de madres que necesitan poner a sus hijos en jardines infantiles, como sí se trata de diversas formas de familia y cómo estás organizan su tiempo y mantenimiento, entre las cuales tampoco podemos descartar familias uniparentales masculinas u otro tipo de familia como las homoparentales - que se enfrentan a problemáticas que son consecuencia de la idea de la mujer como principal responsable de los hijos, como,por ejemplo, que sólo las empleadas mujeres pueden usar las guarderías y jardines de las empresas y no los hombres-.
En fin, creo que en todo este asunto, y que se aplica al caso particular de la Junji, falta mayor conocimiento de la realidad social de las familias en Chile por un lado, y por otro, le falta poner real ojo en quienes son su público objetivo, y no sólo pensarlo en relación a las mujeres, sino que pensarlo en relación a las diversas familias que requieren de los servicios de la Junji, y no sólo en las que acceden actualmente, sino que en todas aquellas que no acceden por la restricción horaria que implican hoy. Me parece que aún hay mucho que avanzar en cómo se piensan las familias y la división de los roles a su interior.
De acuerdo contigo. Las declaraciones de esta autoridad de gobierno solo refleja la poca profundidad con que se abarca los problemas cotidianos de la familia. Además de reflejar el machismo del gobierno (o de los partidos de gobierno como los desafortunados dichos de Larrain respecto a Bachelet). Una pena.
ResponderEliminarEsbirro de Arlequín